Holaaa! Ya tenemos la semana casi terminada! ¿A qué no ha sido para tanto?
El plato de hoy pretende reconvertir una focaccia en bocado excelente. La focaccia podéis prepararla en casa o utilizar una de las que ya nos venden preparadas, como es este caso. Y es que me quedaba un trozo de una de ellas, que me apetecía comer de una manera diferente, y yo, que soy una fan incondicional del calabacin, no me pude resistir.
Ingredientes:
- Una focaccia, entera, o media, o un resto de ella, como me pasó a mi.
- Calabacín.
- Queso mozzarella.
- Jamón York.
- Tomate natural triturado.
- Albahaca.
- Aceite de oliva.
- Sal.
Lavamos y cortamos el calabacín en rodajas finas. Lo salteamos con unas gotas de aceite de oliva y un poquito de sal en una sartén.
Mientras tanto, ponemos el tomate natural triturado a escurrir en un colador, para que suelte el exceso de agua, y cuando haya escurrido el máximo de agua, añadimos la albahaca picada.
Abrimos la focaccia por la mitad y ponemos sobre la parte de abajo el tomate, añadimos las lonchas de jamón de york, las rodajas de calabacín, y el queso mozzarella. Ponemos la parte de arriba del pan y metemos en el horno, a 180ºC unos 5 minutos, o hasta que veáis que el queso empieza a derretir y el pan está dorado.
Hay que comerlo bien caliente, para disfrutar de su mezcla de sabores con mayor intensidad.
Con este plato ya no tenéis excusa para sorprender a vuestros invitados en una cena informal, o para darlos el capricho de una cena de 10.
Que paséis todos un fin de semana genial! Yo voy a poder tener la ocasión de ver el sábado la conferencia de una persona que a nivel laboral admiro mucho, mejor imposible!
Un beso a todos, y otro, al cielo!
UMMMM QUE RICO¡¡¡ ME ENCANTA LA RECETA.
ResponderEliminarBESOS CRISYLAURA.
Como no encontraba focaccia, he hecho la receta con un bagel y muy rica.
ResponderEliminarUn saludo.